He elegido esta tierna imagen para el mes de Marzo, a mi personalmente me transmite una avalancha de emociones y sentimientos, espero que la disfrutéis.
Definamos Admiración.
Esta semana he tenido la oportunidad de ver en directo a un famoso motivador en plena acción, la ponencia pretendía desvelarnos el secreto de como alcanzar la felicidad en la vida, pero claro según la visión del motivador en cuestión, puesto que estamos dando por sentado que lo que el entiende por felicidad es extrapolable a todos, lo cual sería ser un poco pretencioso por su parte, pero ya sabemos que las generalidades siempre funcionan, y daremos como validos la mayoría de los puntos en los que se focalizó la conferencia.
Aunque la conferencia estuvo bien, y consiguió llamar mi atención en varios puntos hubo algo que realmente hizo saltar todas mis alertas de atención e hizo que mi cabeza empezará a darle forma a este post. Al final de la ponencia observé a los que estaban a mi alrededor, y detecté algo que suele darse en este tipo de actos, la polarización de las opiniones, podíamos encontrar a los escépticos que miraban con desconfianza al ponente que seguía irradiando optimismo por todos los poros de su piel hasta los que lo miraban y aplaudían con total y absoluta admiración.
Y entonces empezó a sonar mi radar y se activo la curiosidad, con el modo observación en on pase a formar parte de diferentes grupos escuchando sus opiniones, observando sus reacciones, y en mi cabeza no paraba de sonar la misma pregunta ¿Qué hace que una persona admire a otra? ¿Cuál es el detonante?
Esto es lo que me resulta más fascinante de todo, siento decirte que si eres una de esas personas que trabaja a diario y que mide sus éxitos a través del nivel de admiración que recibe, fracasarás estrepitosamente, no levanta admiración cualquier cosa a todo el mundo, o lo que sería más desmoralizador para el buscador de admiración, tal vez aquello de lo que presumes o aquello que consideras que levantará las pasiones de tu alrededor no está tan valorado como imaginas.
Personalmente tengo una capacidad bastante elevada de fascinarme y admirarme, en muchos aspectos creo que es de las cosas que nos hacen disfrutar más en esta vida, pues la fuerza que provoca en nosotros la admiración es capaz de grandes proezas, nos motivan, nos espolean a ser, nos mueven y nos dan grandes puntos de referencia.
Si esto fuera una conversación de cafetería posiblemente os haría la siguiente pregunta ¿Qué o a quién admiras y por qué?...después de escuchar vuestra respuesta y anotar mentalmente todos y cada uno de los detalles, posiblemente vosotros me harías la misma pregunta, y entonces tras respirar hondo diría...
Admiro al matrimonio que lleva más de 40 años juntos, y que cada día sigue luchando por mantener lo que los unió, que se cuidan, que se respetan y que encuentran más motivos para luchar juntos que para rendirse, por el cariño que se han regalado, por el respeto y las ganas de seguir viviendo y hacerlo juntos.
Admiro al sin techo que vive cerca del supermercado porque muestra una gran dosis de autocontrol y respeto por los demás a pesar de que le increpen sin motivos, que es el ejemplo de la educación pues siempre tiene un buenos días para todo el mundo, porque traslada optimismo a pesar de su situación con una sonrisa en la expresión para cualquiera que le quiera mirar.
Admiro al hombre que mira a su mujer con adoración, que le reconoce que el 50% de su éxito se debe a ella, que aconseja con sabiduría, que siempre está a la altura en todas las circunstancias, que a pesar de conseguir grandes logros profesionales sigue de la mano de la humildad, conocedor que el camino del éxito en la vida no está solamente en el ámbito profesional, que es justo en sus decisiones, que a pesar de su gran inteligencia jamás despreciará a nadie, portador de grandes valores como el honor y la responsabilidad.
Admiro a las personas que son inteligentes, y no tienen grandes estudios en sus cv, sino por su inteligencia de vida, por como viven sus vidas superando todo aquello que se les presenta.
Admiro a los padres que salen del trabajo volando para disfrutar de sus hijos, sabedores de la responsabilidad que adquirieron al ser padres, y que se esfuerzan para no parecer cansados con ellos y dedicarles la mejor de las sonrisas, y saber de la importancia de la calidad de los momentos antes que la cantidad.
Admiro al empresario que sabe exprimir al máximo el potencial de las personas que trabajan con él, que sabe motivar y aconsejar, que no antepone su bienestar, que lidera desde la parte más humana consiguiendo que todos le sigan sin cuestionar nada, que lidera con el ejemplo, que cuando obtiene el éxito y que lejos de vanagloriarse lo comparte con todos los que lo han ayudado a conseguirlo, abanderado de la humildad por encima de su extraordinaria inteligencia y visión.
Admiro a los amigos que siempre encuentran el motivo y no la excusa, al que siempre tiene tiempo para escuchar, al que siempre tiene una sonrisa para los demás a pesar de todo, admiro al que antepone sus valores, admiro al que es capaz de ver la belleza en todas las cosas.
Aunque os pueda parecer una utopia todos los ejemplos que he expresado son personas reales, son personas que he conocido en diferentes ámbitos de mi vida, personas con las que he tenido el placer de disfrutar grandes momentos, que han generado y siguen acrecentando mi profunda admiración hacía ellos.
Puedo estar bastante de acuerdo con esta afirmación, también aprecio que estaríamos ante una gran paradoja, luchamos por ganarnos algo totalmente subjetivo, algo que difícilmente podremos medir, a menos que conozcamos en profundidad que genera admiración en nuestro entorno, lo cual es mucho más difícil si cabe, por consiguiente jamás estaremos seguros de haber conseguido el objetivo de ganarnos la admiración de los demás.
Ante esta paradoja mi conclusión es no vivir por y para la admiración de los demás, es algo que no puedes comprar, ni medir, y posiblemente jamás podrás saber que personas te admiran, o cuales son sus motivos para hacerlo, sólo vive con sentido común y coherencia, y si la admiración tiene que llegar ya le darás la bienvenida cuando sea el momento, pero que no sea una meta simplemente una consecuencia inesperada.
Y no dejemos de preguntarnos, ¿a quién o qué admiro? ¿por qué le o lo admiro?, sin duda las respuestas serán más importantes que las preguntas.
¿Qué es la admiración?
Siendo rigurosos con la palabra, y totalmente fieles a su definición, "admiración" es la palabra que nos permite expresar aquella consideración especial que se siente o tiene hacía algo o alguien, derivado del afecto o las cualidades que disponen o les otorgamos, ya sean atribuciones o propiedades notables, positivas o originales. Pero aquí viene la parte más fascinante, la admiración está directamente vinculada a la "subjetividad" lo que para algunos será materia de admiración para otra persona puede no serlo en absoluto.
Personalmente tengo una capacidad bastante elevada de fascinarme y admirarme, en muchos aspectos creo que es de las cosas que nos hacen disfrutar más en esta vida, pues la fuerza que provoca en nosotros la admiración es capaz de grandes proezas, nos motivan, nos espolean a ser, nos mueven y nos dan grandes puntos de referencia.
Si esto fuera una conversación de cafetería posiblemente os haría la siguiente pregunta ¿Qué o a quién admiras y por qué?...después de escuchar vuestra respuesta y anotar mentalmente todos y cada uno de los detalles, posiblemente vosotros me harías la misma pregunta, y entonces tras respirar hondo diría...
Mi más profunda admiración.
Admiro a la mujer de 40 años que cada día es más bella, y cada día es más sabía porque lucha, porque sale cada día a enfrentarse a un mundo lleno de prejuicios, que educa a su hijo asegurando que el día de mañana será un gran hombre, que cuida de sus hermanas y de su madre, que siempre está cerca para su amigos y que forma parte de mi familia porque hace años se gano mi admiración y día a día sigue ganándoselas por ser capaz de hacer pequeñas cosas de gran manera.Admiro al matrimonio que lleva más de 40 años juntos, y que cada día sigue luchando por mantener lo que los unió, que se cuidan, que se respetan y que encuentran más motivos para luchar juntos que para rendirse, por el cariño que se han regalado, por el respeto y las ganas de seguir viviendo y hacerlo juntos.
Admiro al sin techo que vive cerca del supermercado porque muestra una gran dosis de autocontrol y respeto por los demás a pesar de que le increpen sin motivos, que es el ejemplo de la educación pues siempre tiene un buenos días para todo el mundo, porque traslada optimismo a pesar de su situación con una sonrisa en la expresión para cualquiera que le quiera mirar.
Admiro al hombre que mira a su mujer con adoración, que le reconoce que el 50% de su éxito se debe a ella, que aconseja con sabiduría, que siempre está a la altura en todas las circunstancias, que a pesar de conseguir grandes logros profesionales sigue de la mano de la humildad, conocedor que el camino del éxito en la vida no está solamente en el ámbito profesional, que es justo en sus decisiones, que a pesar de su gran inteligencia jamás despreciará a nadie, portador de grandes valores como el honor y la responsabilidad.
Admiro a las personas que son inteligentes, y no tienen grandes estudios en sus cv, sino por su inteligencia de vida, por como viven sus vidas superando todo aquello que se les presenta.
Admiro a los padres que salen del trabajo volando para disfrutar de sus hijos, sabedores de la responsabilidad que adquirieron al ser padres, y que se esfuerzan para no parecer cansados con ellos y dedicarles la mejor de las sonrisas, y saber de la importancia de la calidad de los momentos antes que la cantidad.

Admiro a los amigos que siempre encuentran el motivo y no la excusa, al que siempre tiene tiempo para escuchar, al que siempre tiene una sonrisa para los demás a pesar de todo, admiro al que antepone sus valores, admiro al que es capaz de ver la belleza en todas las cosas.
Aunque os pueda parecer una utopia todos los ejemplos que he expresado son personas reales, son personas que he conocido en diferentes ámbitos de mi vida, personas con las que he tenido el placer de disfrutar grandes momentos, que han generado y siguen acrecentando mi profunda admiración hacía ellos.
Dedicamos grandes esfuerzos a ganar la admiración de los demás.
Muchos consideran que invertimos grandes esfuerzos y recursos en ganar la admiración de los demás, incluso se ha llegado a considerar que la admiración es la antesala del respeto, llegando a estimarse un elemento de gran relevancia en nuestras vidas.Puedo estar bastante de acuerdo con esta afirmación, también aprecio que estaríamos ante una gran paradoja, luchamos por ganarnos algo totalmente subjetivo, algo que difícilmente podremos medir, a menos que conozcamos en profundidad que genera admiración en nuestro entorno, lo cual es mucho más difícil si cabe, por consiguiente jamás estaremos seguros de haber conseguido el objetivo de ganarnos la admiración de los demás.
Ante esta paradoja mi conclusión es no vivir por y para la admiración de los demás, es algo que no puedes comprar, ni medir, y posiblemente jamás podrás saber que personas te admiran, o cuales son sus motivos para hacerlo, sólo vive con sentido común y coherencia, y si la admiración tiene que llegar ya le darás la bienvenida cuando sea el momento, pero que no sea una meta simplemente una consecuencia inesperada.
Y no dejemos de preguntarnos, ¿a quién o qué admiro? ¿por qué le o lo admiro?, sin duda las respuestas serán más importantes que las preguntas.
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