He descubierto una especie de personas que se interrelacionan con nosotros a diario, los he identificado como parásitos, y digo parásitos porque si buscamos la definición de parásito nos aparece…
- es aquel ser vivo que vive y se nutre a expensas de otro ser vivo sin aportar ningún beneficio a este último. Este otro ser vivo, recibe el nombre de huésped u hospedador, a expensas del cual se nutre el parásito, pudiendo producir en algunos casos daño o lesiones, aquí podríamos añadir que algunas veces dichos daños o lesiones pueden ser autoinfligidos ante una necesidad imperiosa de substituir el dolor físico por el dolor moral!! .-
Seguramente que todos vosotros podéis poner una cara a esta definición.
Estamos rodeados de este tipo de personas, las podemos encontrar en todos los ámbitos de nuestra vida, de algunos de ellos nos podemos desprender sin ningún tipo de problema dándoles un pasaporte destino a la m… pero claro siempre y cuando este parásito cohabite con nosotros en nuestra parcela de vida privada, la película se rueda con un final muy distinto cuando dicho parásito se encuentra en nuestro centro de trabajo…
No hay escapatoria, eres un huésped sin defensa y sin posibilidades de huir, es justo en ese momento cuando te desesperas, sientes que te falta el aire, que brota en ti una rabia que hasta el momento desconocías, reprimes ese sentimiento tanto como puedes, pero te atemoriza la sensación de que un día el parásito llegue demasiado lejos y no puedas reprimirte y entonces….ZAS!! Lanzas toda clase de descalificativos e insultos, recurriendo al manual de los insultos más barriobajeros de la historia, que todos guardamos en un bolsillo por si lo necesitamos en un momento dado, incluso llegando al extremo de arremeter contra él con cualquier objeto contundente que en ese momento tengamos a nuestro alcance.
Entonces empiezas a observar a tu alrededor como tus compañeros alucinados ante la situación se acercan sigilosamente, apartando más objetos contundentes de tu alcance, procurando no pasar cerca de tu campo de visión no vayan a convertirse también en blancos móviles de tu ira… lamentable pero ha pasado nos hemos desquiciado, hemos mostrado nuestra peor versión de nosotros mismos.
Evidentemente todo el mundo se queda sorprendido ante nuestra reacción, pero yo le pregunta cual sería su reacción ante…
Ese ser llamémosle “parásito” que su única finalidad es crear castillos aéreos mientras se relaja esperando que otro lo convierta en una realidad en su lugar para después enorgullecerse de el gran trabajo llevado a cabo, que proyecto sus inseguridades y sus frustraciones en aquellos que tiene más próximos, incapaces de reconocer que su opinión no es la única, que posiblemente y digo posiblemente se esté equivocando, pero que ya encontrará una alma candida o huésped a quien endosarle la culpa, que te desgasta mentalmente con horas y horas de charla sin sentido que necesitaras muchos martinis para olvidar, con el único objetivo de convertirte en el huésped perfecto para sus beneficios… en definitiva ese/a que tienes al lado al que miras de reojo con la esperanza de que hoy no seas tu el elegido para ser su huésped, implorando que te permita pensar con claridad…
Esta es la realidad de muchos, y por desgracia los “parásitos” están en tu vida, y solo te queda una alternativa … “cuando se te acerque un parásito, resígnate, puedes cambiar de parásito, pero siempre tendrás alguno en tu vida, únicamente puedes identificarlo y procurar que su presencia sea lo menos incomoda posible”
Así que, bienvenido al club “tengo un parásito en mi vida” ya somos 3 millones de socios, pronto recibirás tú regalo de bienvenida el “kit de reducción de estrés”.
Estamos rodeados de este tipo de personas, las podemos encontrar en todos los ámbitos de nuestra vida, de algunos de ellos nos podemos desprender sin ningún tipo de problema dándoles un pasaporte destino a la m… pero claro siempre y cuando este parásito cohabite con nosotros en nuestra parcela de vida privada, la película se rueda con un final muy distinto cuando dicho parásito se encuentra en nuestro centro de trabajo…
No hay escapatoria, eres un huésped sin defensa y sin posibilidades de huir, es justo en ese momento cuando te desesperas, sientes que te falta el aire, que brota en ti una rabia que hasta el momento desconocías, reprimes ese sentimiento tanto como puedes, pero te atemoriza la sensación de que un día el parásito llegue demasiado lejos y no puedas reprimirte y entonces….ZAS!! Lanzas toda clase de descalificativos e insultos, recurriendo al manual de los insultos más barriobajeros de la historia, que todos guardamos en un bolsillo por si lo necesitamos en un momento dado, incluso llegando al extremo de arremeter contra él con cualquier objeto contundente que en ese momento tengamos a nuestro alcance.
Entonces empiezas a observar a tu alrededor como tus compañeros alucinados ante la situación se acercan sigilosamente, apartando más objetos contundentes de tu alcance, procurando no pasar cerca de tu campo de visión no vayan a convertirse también en blancos móviles de tu ira… lamentable pero ha pasado nos hemos desquiciado, hemos mostrado nuestra peor versión de nosotros mismos.
Evidentemente todo el mundo se queda sorprendido ante nuestra reacción, pero yo le pregunta cual sería su reacción ante…
Ese ser llamémosle “parásito” que su única finalidad es crear castillos aéreos mientras se relaja esperando que otro lo convierta en una realidad en su lugar para después enorgullecerse de el gran trabajo llevado a cabo, que proyecto sus inseguridades y sus frustraciones en aquellos que tiene más próximos, incapaces de reconocer que su opinión no es la única, que posiblemente y digo posiblemente se esté equivocando, pero que ya encontrará una alma candida o huésped a quien endosarle la culpa, que te desgasta mentalmente con horas y horas de charla sin sentido que necesitaras muchos martinis para olvidar, con el único objetivo de convertirte en el huésped perfecto para sus beneficios… en definitiva ese/a que tienes al lado al que miras de reojo con la esperanza de que hoy no seas tu el elegido para ser su huésped, implorando que te permita pensar con claridad…
Esta es la realidad de muchos, y por desgracia los “parásitos” están en tu vida, y solo te queda una alternativa … “cuando se te acerque un parásito, resígnate, puedes cambiar de parásito, pero siempre tendrás alguno en tu vida, únicamente puedes identificarlo y procurar que su presencia sea lo menos incomoda posible”
Así que, bienvenido al club “tengo un parásito en mi vida” ya somos 3 millones de socios, pronto recibirás tú regalo de bienvenida el “kit de reducción de estrés”.
