El ser humano es extraordinario:
Hoy como buena fumadora empedernida, en cuanto he terminado mi trayecto en metro he sacado un cigarrillo, toda emocionada ante la idea de echar un poco de humo antes de empezar la jornada laboral, justo en ese momento mi aliado para esta tarea, el encendedor, me ha fallado.
Ante esta situación solo hay un recurso posible, mirar rápido tu entorno, localizar un fumado y abordarlo con: - Disculpe tiene fuego?
Normalmente te miran con esa expresión tan característica de me estás molestando, no me apetece buscar en que bolsillo lo he guardado, pero te voy a perdonar la vida, toma aquí tienes fuego. Pero hoy ha sido diferente, el rostro del hombre al que me he dirigido era sonriente, afable, con predisposición a buscar sin que le suponga un esfuerzo. Rápidamente ha sacado del bolsillo de su camisa un mechero, me lo da, enciendo con ansias y prisa, sin prestar demasiada atención al encendedor, para no seguir molestando, y hago el gesto de devolvérselo, cual ha sido mi sorpresa??... al hacer el gesto él con una expresión sonriente me dice: -No te preocupes, te lo puedes quedar, tengo otro de recambio. Increíble!! Vaya el ser humano es extraordinario, que persona tan amable.
Le respondo un gracias acompañada de una de mis mejores sonrisas, y retomo mi camino hacia el trabajo, pensando todavía en lo que me acababa de suceder, normalmente, no sé si a vosotros os sucede, cuando recuerdo un hecho relacionado con un objeto vuelvo a coger el mismo observándolo con detenimiento y me acompaña en el recuerdo.
Justo en ese momento de mayor concentración, puedo comprobar el logotipo y el nombre impreso en el encendedor que me acaban de regalar, imaginaros mi sorpresa, ha sido tal que he podido notar hasta como mis ojos se abrían casi hasta dolerme los parpados y la boca se me quedaba abierta, observo bajo ese fondo verde oscuro con letras y logotipo dorado “EGEA – SEX SHOP” …
Lógicamente me ha venido de nuevo la expresión del hombre que me lo había regalado, y deje de ver una facción afable para imaginarlo como un ser babeante delante de millones de películas y revistas pornográficas, acompañadas de juguetitos varios… y evidentemente todo el día lo he pasado escondiendo el encendedor, y si alguien me pedía fuego la respuesta era clara, NO!!! Que otra cosa podía hacer?... imaginaros la cara de aquellos personas, y lo que pueden pensar, cuando les entrego ese mechero, en qué lugar quedo?? Y claro, explicar la historia a todo aquel que se me acerque a pedirme fuego, pues, la verdad es demasiado rocambolesca, si me contarán a mi semejante película desde luego no sé si me la creería.
Así que bueno, está ha sido mi anécdota del día, que desde luego recordaré por mucho tiempo.