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Amanda Todd |
Reabrimos el debate sobre el "Bullyng" y acoso a menores en redes sociales, posiblemente todos estéis familiarizados con el bullyng, de no ser así, es muy simple de explicar, posiblemente no tanto de entender, es lo que antes llamábamos acoso escolar, hostigamiento por parte de menores a otros menores, compañeros de colegio, instituto, etc.
En los últimos días hemos podido ver, leer y recibir noticias sobre esta chica canadiense, testimonios de adolescentes que cuentan sus experiencias, situaciones que les superan, que les hacen cuestionarse quienes son, incluso llegando a creer ser merecedores de semejantes vejaciones.
Desde luego no es algo nuevo, pero en la era de la información y con lo sofisticados que nos hemos vuelto, adaptándonos cada vez más el espanglish, lo que ayer era el acoso escolar hoy es el bullyng. Así como ha evolucionado la palabra también ha evolucionado la forma de sufrirlo e infligirlo.
Podríamos realizar un amplio estudio psicológico sobre los tipos de acoso que un niño o adolescente puede sufrir, bloqueo social, hostigamiento, coacción, exclusión social, intimidación, amenaza a la integridad. Todas ellas sin duda verdaderos problemas en esas personitas que las sufren a diario, aquello que a los adultos les puede parecer cosas de niños pueden ser situaciones críticas que ellos mismos no son capaces de gestionar, que en el mejor de los casos convertirá a ese pequeño en alguien huraño y resentido, en el peor de los casos encontrará la solución en quitarse la vida. Sin duda ninguna de las dos opciones me resultan asumible.
Hoy a demás cuentan con herramientas para amplificar al mundo entero sus acciones, tanto los que acosan como los que son acosados, cuentan con redes sociales y servicios de mensajería instantánea. Parece ser que ahora estas novedades son el gran problema, "expertos y entendidos" los pongo en entrecomillados por varios motivos que darían para otro artículo y ahora no viene al caso, consideran que redes sociales y otras formas de comunicación son los grandes responsables de estas situaciones, y que deberían tomarse las pertinentes medidas para regular su uso, e incluso exigirles las correspondientes responsabilidades. Esto a mi me resulta realmente increíble, y justamente está afirmación es uno de los motivos de mi entrecomillado, el acoso existe y siempre ha existido, y es cierto que ahora ha incrementado exponencialmente, o no, tal vez simplemente utilicen todos aquellos recursos que ahora tienen a su alcance de los que antes no disponían.
Una vez más como sociedad delegamos la responsabilidad que tenemos sobre nuestros pequeños, aquellos que se ocuparan del futuro, a redes sociales, canales de comunicación, y su propia experiencia.
Dejamos a nuestros chicos sin aquello que realmente les hará hombres y mujeres preparados, educación y valores, hemos substituido el valor de las emociones, el respeto, la empatía, nos les mostramos las consecuencias de sus actos. Enseñamos a nuestros pequeños la importancia de competir, de ser los mejores, del esfuerzo por ser los primeros pero ¿dónde queda todo lo demás?
Dar una educación no radica únicamente en dar conocimientos teóricos, o una cultura, los valores también forman parte de la cultura de una persona y parece ser que han pasado a ser los grandes olvidados. No busquemos culpables en redes sociales, o la gran capacidad de difusión que tenemos ahora a nuestro alcance, los culpables están mucho más cerca, están en ti, en mi, en todos nosotros, porque al no formar parte de la solución, formamos parte del problema y la responsabilidad no es del que se sienta a mirar, es del que se sienta y mira sin hacer nada. Una vez más le damos la espalda a nuestra hija bastarda, la culpa.