Incontables son los libros que se han escrito sobre los
adolescentes, y para los adolescentes, es la peor etapa que atraviesa uno en su
vida, tanto cuando es el afectado, es decir el propio adolescente, o más adelante cuando eres padre.
Me parece digno de elogio todos los libros que se han
escrito al respecto, desde los que se centran en bases más científicas que detallan en un argot
imposible, los procesos químicos, mentales y cerebrales
que se suceden, dando como resultado acné, descontrol hormonal,
descubrimiento de la sexualidad, e hipersensiblidad de las emociones.
Después nos encontraríamos los llamado "autoayuda", y bueno sobre estos
darían para un libro de 90 páginas y seguiría sin entender el porque de
muchos de ellos, la gran mayoría te dan trucos, normalmente
poco eficaces, o te dan, como les gusta llamar, "herramientas" o "recursos", para mantener un diálogo o llegar a comprender a tu hijo, o lo que es más difícil si cabe en esa edad,
convertirte en el amigo de tu hijo.
Personalmente creo que resultaría mucho más sencillo asumir las
siguientes afirmaciones.
- Es un proceso temporal.
- Es un proceso cíclico.
- No hay nada absolutamente que puedas hacer para evitarlo,
y por último pero el más importante.
- Asumir la certeza, SI! Tu hijo te odia!
Recientemente llegué a una conclusión, no se ha escrito sobre la mejor "herramienta",
"recurso" o el "truco" para entender, incluso mejorar la
relación con ese pequeño monstruo en el que se ha convertido tu hijo adolescente.
LA MEMORIA.
Las personas alardeamos de ser capaces de asumir
conocimientos, de obtener complejas carreras universitarias que absorben
cantidad de años de nuestra vida, de vivir
experiencias que nos dan conocimientos para nuestro día a día y nuestra vida. Pero...nos
olvidamos de algo muy importante, algo vital para que todos esos conocimientos
no sean únicamente carpetas en nuestro
cerebro, contenedores de conocimiento, que acumulan polvo año tras año, pasando a convertirse en
inservibles, recordar que los tenemos!!!
No hay nada que sea más efectivo que la experiencia,
pero de nada nos sirve si nos la olvidamos en un cajón, ¿a caso nosotros, que hoy nos
consideramos víctimas de nuestros
adolescentes, no lo hemos sido también? Y ahora seguramente me
estaréis respondiendo, yo no hacía lo que hace mi hijo, yo no era así, y a esta afirmación siento decirte amig@ y ser
tan tajante, MENTIRA.
Preguntemos a nuestros padres, y seamos sinceros con
nosotros mismos, dejando de lado el autoengaño,
la autocomplaciencia, vaya! ¿tendrán algo que ver estás dos últimas palabras con los libros de autoayuda?... repito,
esto para más adelante.
Lo siento, es una gran verdad absoluta como pocas, y
recurriendo a esa gran herramienta llamada memoria, recuerdo lo siguiente:
Los jóvenes
hoy en día son unos
tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a
sus maestros. - Sócrates (470
AC-399 AC)
Así que ante la evidencia de que
el "hoy en día" de Sócrates es nuestro hoy en día,
sólo nos queda algo básico, recordar que nosotros ahora somos "víctimas", si lo queréis
llamar así, de lo que ayer hicimos a
nuestros padres. Algunos lo pueden llamar justicia divina, otros lo llamaran
venganza, otros lo llamaran simplemente vida, es así de sencillo la vida es cíclica,
y por mucho que nos guste sentirnos seres creativos en definitiva seguimos el
ciclo de la vida desde hace millones de años.
Nacemos, somos criaturas inútiles
e indefensas, totalmente dependientes de nuestros padres, empezamos a crecer, convirtiéndonos en niños menos indefensos, y con
pocas ideas buenas, para la intranquilidad de los padres, que siguen viéndonos como seres desvalidos, en realidad esto no cambia ni
cuando llegues a los 60 años.
Sin remedio llegamos a la adolescencia o también llamada "la edad del pavo" en el que dejamos de
ser criaturas inútiles, indefensas y creativas
para atormentar a nuestros padres.
Una vez dejas atrás esa etapa, te conviertes en
adulto, buscando una pareja genéticamente apropiada para
reproducirte, tienes tus propios hijos, y empiezas el ciclo de nuevo, pero esta
vez como espectador no como implicado. Desgraciadamente el final es de lo más parecido al principio, te conviertes en una criatura
anciana inútil e indefensa, totalmente
dependiente de los fármacos.
En realidad el proceso de una persona se podría traducir de una forma muy sencilla:
Niño
(0 a 10 años): Mi padre es un héroe, lo sabe todo, siempre tiene razón!
Chico (10 a 13 años): Creo que mi padre se
equivoca, es posible que no siempre tenga la razón.
Adolescente (14 a 16 años): Mi padre no tiene ni idea de
nada, chochea, es un pesado y me amarga la vida.
Joven (17 a 25 años): Es posible que mi padre tenga
razón, tal vez le consulte sobre
este tema.
Adulto(A partir de los 30): Joder!! que razón tenía mi padre!!!
Desde luego, aquí caben excepciones de
problemas mucho más graves que derivan de
adolescentes conflictivos, pero no entraremos en detalle, nos centraremos en
generalidades, por suerte o por desgracia, las generalidades abundan más que las
individualidades.
En definitiva nuestros hijos adolescentes están haciendo y se comportan como deben hacerlo, es el ciclo
de la vida, y la mejor manera de entender las reacciones o comportamiento de
nuestros adolescentes es recordar que nosotros también lo fuimos, recordemos como nos sentimos, con las hormonas
revolucionadas, empiezan hacerse adultos y se enfrentan a cosas nuevas, así como lo pensamos nosotros, ellos también lo piensan, que ya saben todo lo que necesitan para ser
autofucientes, (pobres ingenuos!! jajaja)
Al recordar como nos sentimos siendo adolescentes, como nos
sentimos ante las broncas y las charlas, los desamores, las decepciones, las
primeras tomas de decisiones, tal vez cuando seamos capaces de recoger toda esa
información, seamos capaces de
comunicarnos con nuestros hijos. Sin duda no hay tarea más difícil que la de ser padre, pero
padres no olvidéis lo complicado que os resultó ser hijos, esta posiblemente sea, utilizando argot
empresarial, nuestra ventaja competitiva, conocemos los dos ámbitos de actuación "el de padre" y
"el de hijo adolescente".
La conclusión sería, sí! tu hijo adolescente te odia,
pero... tanto como tú odiaste a tus padres!
Así que adelante recoge del
archivo el expediente del "yo adolescdente" para que te ayude a
empatizar con tu hijo, es difícil ser padre/amigo pero es
posible, solo hace falta tiempo, constancia y memoria.