Les voy a contar una historia, de las cuales por desgracia hay muchas, muestra evidente de que el mundo esta deshumanizado, que aunque haya personas nobles, siempre tropezaran con personas sin alma que sabrán aprovecharse de la bondad.
Es sobre este hombre, Raimundo Martinez Montoro, hombre que vivió una vida plena, y vivida tal y como quiso, siendo alma libre y viajera, corazón inocente, corazón de niño en cuerpo de hombre, la maldad no tenia lugar, la ingenuidad que le hacía entrañable y amado, fue su castigo.
Todo lo que él representaba era lo que lamentablemente hoy el mundo carece, esa misma manera de ser dio pistoletazo de salida a esas personas que en lugar de corazón portan una caja registradora, traficaron con su vida e ilusiones , tasando su persona por el módico precio de 3 millones de las antiguas pesetas… y sepan señores que para la gente que le conocimos, le amamos su precio era mucho mayor, no hay dinero que pueda pagar disfrutar de una persona que te llena el alma con una sola frase.
Todo comenzó hace mas o menos unos 25 años, empezó a trabajar en GRAFICAS VILLAR, pero como buena empresa usurera, jamás le dieron de alta en la seguridad social, así que si no iba a trabajar no tenia a derecho a cobrar, sin derecho a vacaciones, ni descansos, sin mencionar lo evidente de que el salario tampoco estaría dentro de lo que podríamos llamar “justo”.
Siempre le prometieron una mejora de sus condiciones, le pedían compromiso, esfuerzo para ayudar a sacar adelante la empresa, haciéndole creer que pertenecía a ese lugar. El jamás les cuestiono, enfrentándose a cualquiera que intentáramos hacerle reflexionar, el había dado su palabra de honor, y confiaba plenamente en el dueño de la empresa, ofreciéndole a buen precio su juventud y todo su esfuerzo a cambio de promesas que nunca cumplieron.
El fundador de dicha empresa, tiene 5 hijos que Raimundo vio crecer, niños que se sentaron en su falda, que compartieron misma mesa, celebrando éxitos y ofreciendo un hombro en las adversidades, vio crecer a esos niños hasta hacerse hombres y convertirse en sus actuales jefes, aunque él les quisiera como hijos, ellos le ofrecieron como gratitud más mentiras, incumpliendo nuevamente todos esas promesas que su padre siempre mantuvo.
Raimon trabajó toda una vida para ellos, haciendo horas extras sin remunerar para que la empresa saliera del bache que atravesaba, cumpliendo con todos los favores que le pidieron, luchando por ellos como si de su propia empresa, de su propia familia se tratara.
Raimundo vivía con su madre, una mujer luchadora como pocas las ha habido, con salud delicada, y edad avanzada con de una pequeña pensión, vivían en un piso de alquiler, con contrato algo fraudulento, y condiciones abusivas, su situación nunca fue ventajosa, pero tenían algo maravilloso amaban a los suyos sin límites, dejando tanto amor que jamás serán olvidados, enseñándonos a los que estábamos a su lado, que es posible ser feliz con poco si lo que realmente valoras esta dentro de nosotros.
Un fatídico día Ángela madre de Raimundo enfermo de cáncer, sentenciándola a padecer la más cruel de las enfermedades, ingresando en un hospital hasta que su final en 2 largos años llegó.
En ese momento no solo perdió a su madre, su apoyo, su mayor compañía, se le sumo la pérdida de su casa, puesto que el solo no podía costear los gastos, de modo que se vio obligado a vivir realquilado, puesto que tampoco tenía ninguna manera de demostrar que tenía unos ingresos fijos que le permitieran asumir un alquiler.
Es sobre este hombre, Raimundo Martinez Montoro, hombre que vivió una vida plena, y vivida tal y como quiso, siendo alma libre y viajera, corazón inocente, corazón de niño en cuerpo de hombre, la maldad no tenia lugar, la ingenuidad que le hacía entrañable y amado, fue su castigo.
Todo lo que él representaba era lo que lamentablemente hoy el mundo carece, esa misma manera de ser dio pistoletazo de salida a esas personas que en lugar de corazón portan una caja registradora, traficaron con su vida e ilusiones , tasando su persona por el módico precio de 3 millones de las antiguas pesetas… y sepan señores que para la gente que le conocimos, le amamos su precio era mucho mayor, no hay dinero que pueda pagar disfrutar de una persona que te llena el alma con una sola frase.
Todo comenzó hace mas o menos unos 25 años, empezó a trabajar en GRAFICAS VILLAR, pero como buena empresa usurera, jamás le dieron de alta en la seguridad social, así que si no iba a trabajar no tenia a derecho a cobrar, sin derecho a vacaciones, ni descansos, sin mencionar lo evidente de que el salario tampoco estaría dentro de lo que podríamos llamar “justo”.
Siempre le prometieron una mejora de sus condiciones, le pedían compromiso, esfuerzo para ayudar a sacar adelante la empresa, haciéndole creer que pertenecía a ese lugar. El jamás les cuestiono, enfrentándose a cualquiera que intentáramos hacerle reflexionar, el había dado su palabra de honor, y confiaba plenamente en el dueño de la empresa, ofreciéndole a buen precio su juventud y todo su esfuerzo a cambio de promesas que nunca cumplieron.
El fundador de dicha empresa, tiene 5 hijos que Raimundo vio crecer, niños que se sentaron en su falda, que compartieron misma mesa, celebrando éxitos y ofreciendo un hombro en las adversidades, vio crecer a esos niños hasta hacerse hombres y convertirse en sus actuales jefes, aunque él les quisiera como hijos, ellos le ofrecieron como gratitud más mentiras, incumpliendo nuevamente todos esas promesas que su padre siempre mantuvo.
Raimon trabajó toda una vida para ellos, haciendo horas extras sin remunerar para que la empresa saliera del bache que atravesaba, cumpliendo con todos los favores que le pidieron, luchando por ellos como si de su propia empresa, de su propia familia se tratara.
Raimundo vivía con su madre, una mujer luchadora como pocas las ha habido, con salud delicada, y edad avanzada con de una pequeña pensión, vivían en un piso de alquiler, con contrato algo fraudulento, y condiciones abusivas, su situación nunca fue ventajosa, pero tenían algo maravilloso amaban a los suyos sin límites, dejando tanto amor que jamás serán olvidados, enseñándonos a los que estábamos a su lado, que es posible ser feliz con poco si lo que realmente valoras esta dentro de nosotros.
Un fatídico día Ángela madre de Raimundo enfermo de cáncer, sentenciándola a padecer la más cruel de las enfermedades, ingresando en un hospital hasta que su final en 2 largos años llegó.
En ese momento no solo perdió a su madre, su apoyo, su mayor compañía, se le sumo la pérdida de su casa, puesto que el solo no podía costear los gastos, de modo que se vio obligado a vivir realquilado, puesto que tampoco tenía ninguna manera de demostrar que tenía unos ingresos fijos que le permitieran asumir un alquiler.
Este hecho a GRAFICAS VILLAR, no les supuso ningún tipo de remordimiento de conciencia, en ningún momento se plantearon lo difícil que era su situación, y que era tan sencillo para ellos hacer algo, no para remediarlo pero si para colaborar a que fuera una situación menos complicada.
Señores, realmente creen que a sus jefes esto les hizo pensar si su comportamiento con Raimundo era el correcto están muy equivocados, sus condiciones laborales no cambiaron en absoluto, y su poca humanidad todavía estaba por aflorar del todo.
Alguien aconsejó a la empresa que sería buena idea beneficiarse de las ventajas que para una empresa suponen contratas a una persona de más de 60 años, y tenían a una persona perfecta Raimundo Martínez, evidentemente él pensó que había llegado su momento, al fin le estaban agradeciendo el esfuerzo y la dedicación de toda una vida, una vez más su inocencia no le permitió ver la realidad.
Cuando no había pasado un año, la empresa decidió que había llegado el momento de seguir beneficiándose de las buenas intenciones de Raimon, le ofrecieron prejubilarse, alegando que la empresa volvía a pasar un bache, pero que para compensarle seguirían dando trabajo y de este modo compensar la pensión del “sobi” (unos 400€ aprox.)
Raimundo se encontraba, viviendo de una mísera pensión, obligado a seguir trabajando viviendo con personas extrañas de realquilado, y viendo como su salud empezaba a resentirse irremediablemente…
La vida una vez más demuestra que puede ser muy cruel, y Raimon enferma de cáncer, cebándose sobremanera, en el piso en el que vivía de realquilado decidieron que no querían tener una persona tan enferma en casa que podía morir en cualquier momento, así que optaron por una decisión “muy humana” echarle del piso.
La familia no encontró otra solución, que buscar una pensión próxima al domicilio de su hermana, en la cual paso sus últimos días, lamentando que aquellos niños que acuno y que después comercializaron sus últimos días jamás se preocuparon por él.
De lo cual solo me queda por decirles “Graficas Villar” la buena conciencia es blanda almohada, y espero que ustedes no la tengan, y que en esta vida por suerte de unos y desgracia de otros todo se paga.
"Lo prometido es deuda, aunque tarde, tu historia ha sido contada, y tu recuerdo no morirá porque siempre te recordaremos"